miércoles, 10 de junio de 2009

Me duele admitir que nos conocimos en un cafe del centro, pero eso no fue lo terrible de esta relación; aún todavía espero un ente comprensivo para narrarle esta cruda historia, pero al mirar a los ojos de cualquiera me retuerzo y olvido la intención con un trago de amargura y respondo al hola como estas, bien bien, ahora detallando la historia, no tengo que fingir, es la libertad de la confesión para redimir mis penas circunstanciales ante todos y ante nadie en personal, ni siquiera yo misma.

Como si nada empezamos a salir, contigo volví a ver a Lake Tahoe, ibamos de viaje a los aledaños rincones del estado los sábados por la mañana y de la región sur tocamos la punta de Veracruz un fin de semana que convertimos en un puente hasta el martes,andabamos en tu camionetita, así le decías tú, cuantas ganas tengo de escribir tu nombre, y contarle al mundo que también eras el chico que despejaba mis miedos y no me reprimia cuando admitia la parte triste de mi vida.

Por hoy, quiero dejar de sentir este dolor en mi estomago y las ganas de vomitar, aunque como parte de un momento fue unas de las mejores y más macabras experiencias de mi vida, realmente dudo con la certeza de los años y las nostalgias del amor ríduculo, que algo de esa dimensión me vuelva a suceder; tendrías apenas dos semanas de conocerme y ya dabas vueltas enormes en mi cabeza, escondimos bastante bien la relación, jámas tuvimos la casualidad de encontrarnos a algún conocido o de fingir que eramos solo amigos, nada de eso, en las mañanas a veces me levantabas con tus canciones y dibujabas en la alfombra que me regalaste; que bonita es, ahora no puedo verla, cuando pediste un frapuchino, te reiste haciendome reir del humor del mesero, en este instante cada impresión de frialdad me determina un llanto incontrolable.

El jueves en la madrugada mientras dormias en mi casa, pensaba en dar luz pública a esta extraña forma de llevarnos, ir a comer con mi mamá, regresar a la casa y empezar tu mural, en la mañana del infinito y maldito viernes, me dijiste voy a mi casa por mis pinturas, Anita preciosa, te dare un regalo de cumpleaños como el que te mereces, te conteste con un que cosas dices; sí eso ya paso, y además me la pase muy bien, hablabas de las paredes de colores y la sensación de bienestar, con el azul de tus ojos de herencia portuguesa y tu acento inexacto para pronunciar la RRR,
te di la copia de la llave y prometimos que en la tarde comeriamos juntos, -VOY A EXPLOTAR- te entregaría mi corazón, dando un salto a las tragedias de la nefastes con mis exnovios, pero atrasada en la distracción de un enamoramiento pase de largo mi contrato de prácticas, como a las 12:30 con la esperaza de que estuvieras plasmando tu talento en mis paredes, marque como 5 veces a tu célular, sin respuesta pedí permiso para ir a mi casa y a la 1:00 puntual estaba ya en la puerta, tu automovil estaba afuera, imagine que te habrías dormido y que quiza ya no volvería a la escuela ni al trabajo (que es en el mismo lugar)y le daría mi contrato a una amiga; te abrazaría nos iriamos temprano a comer; soy algo sigilosa y con pasitos de gatita entre en la casa, no te vi ni en la sala, ni la recamara, ni en el comedor, caía el agua de la regadera, abrí la puerta, cada una de mis ideas, sentimientos y emociones se desmorono en unos segundos sin parpadeo... Te vi con mi profunda tristeza, medio gesticulaste una sonrisita y justificando se desvanecieron tus palabras en el aire, sí es mi sobrinita, la salida fue rápida, y no comprendo tu pederastia, no quiero juzagarlo, me esta carmoniendo, dos semanas sin saber de ti, el anterior sábado hablaste y timidamente te colge, no voy a demandarte, no se que hacer...que carajos importan los finales de semestre, la crisis mundial, la descomposición de la comida, el fallo de la tecnología, tengo miedo de tu voz y no quiero ver a nadie, no quiero que alguien me vea llorar de esta manera, incomprendida.

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